La creencia de acuerdo con las Escrituras no tiene nada que ver con la fe vulgar.
Hay muchos creyentes fracasados e incluso perturbados porque no disciernen la propia fe.
Piensan que el hecho de haber aceptado a Jesús como Salvador ya es suficiente para encuadrarse como creyentes en Jesús.
Puro engaño.
Jesús garantiza que quien cree en Él, como dice la Escritura, de su interior fluirán ríos de agua viva. Juan 7:38
Pero lo que se ve es lo opuesto. La mayoría ha creído simplemente en Él, pero de su interior ha fluido agua venenosa.
¿Por qué?
El verbo creer, en el original griego, envuelve una entrega total: cuerpo, alma y espíritu. Significa someterse 100% a las enseñanzas cristianas bíblicas.
Jesús dijo: quien cree en Mí, esto es, quien se rinde a Mí, abraza Mis pensamientos, practica Mis ideas, se somete a Mi disciplina, en fin, oye y practica Mi Palabra – eso sí, significa creer en Él de hecho y de verdad – de su interior fluirán ríos de agua viva.
El ayuno de Daniel es un propósito que involucra a los sedientos por una vida nueva: personas cansadas de religiones, doctrinas, mandatos, obligaciones, imposiciones humanas y todo lo demás que no trae ningún resultado positivo.
¿Dónde está el error?
El error está en el hecho de que las personas creen en Jesús, pero no creen de hecho y de verdad en Él.
Creer simplemente en Él no trae compromiso en practicar Su Palabra, muy diferente es cuando se cree de hecho y de verdad.
Por ejemplo: este domingo, juntamente con la consagración de los diezmistas, tendremos el Día del Perdón.
Vamos a poner en práctica el Perdón que Jesús exige para que seamos perdonados y así poder recibir Su Espíritu.
Eso es creencia practicada de acuerdo con la Palabra:
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:12,14-15