Entonces acontecerá la segunda y ultima resurrección de los
muertos. Mientras la Tierra y el Cielo huyen de la presencia del Altísimo,
aquellos que han de ser juzgados, condenados y lanzados en la perdición eterna
no podrán huir. Allá estarán reunidos todos los seres humanos que, en vida,
rechazaron al Hijo de aquel que se sienta en el Gran Trono Blanco. Por causa de
esto, no habrá nadie que pueda interceder por ellos, quien pueda defenderlos en
esta causa, ningún abogado, ningún defensor, ningún intercesor, ¡nadie!....
La idea aquí es que habrá diferente niveles de juicios, pues
Dios es perfectamente justo. Así como en el juicio de los salvos, delante del
Tribunal del Señor Jesucristo, se decide al respecto del galardón, delante del
gran trono blanco, se decide el grado de perdición. En ese s Juicio de
condenación, no tenemos idea de las penalidades de cada uno. Sabemos apenas que
cada uno será condenado según el grado de sus pecados cometidos. Satanás él
anticristo, y el falso profeta, por ejemplo, tendrán un tipo de condenación
distinto de los seres humanos. Sea como
fuere, una cosa estamos absolutamente seguros: por menor que sea el grado de
condenación del menos impío, aun así, será un sufrimiento eterno.
Lo interesante es el echo que el Libro de la Vida este en
escena en el gran trono blanco. ¿ Por qué será que en medio de los libros que
registran los pecados de todos los condenados, también se encuentre el Libro de
la Vida? Al final de cuentas ¿para que aparece el Libro de la Vida, si todos
los involucrados en la segunda resurrección están fuera de él? Esa es una
pregunta que surge delante del texto sagrado. Creemos que la razón principal de
eso es el echo que muchas personas, supuestamente cristianas, que participaron
en una iglesia evangélica, haciendo parte del coro, o como obreras, pastor
auxiliar o hasta un pastor titular, nunca fueron practicantes de la Palabra de
Dios, sino apenas oyentes, irán a reclamar, diciendo: “Señor, señor, ¿no profetizamos en
tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí: apartaos de mi, hacedores
de maldad” (Mateo 7: 22-23).
Es justamente por eso que el Libro de la Vida estará
presente en ese gran terrible día del juicio. ¡Para verificar si los nombres de
aquellos que se decían convertidos están registrados allí! Esta claro que Dios
no precisa verificar nada, pero el Libro de la Vida estará allí, ¡como una
especie de testigo de la acusación! El va a confirmar la falta de los nombres
de aquellos que estarán delante del Gran Trono Blanco.
¡La verdad es que, en el universo de aquellos que aceptaron
al Señor Jesús como Salvador, realmente muy pocos se han entregado a Él! ¡Para
aceptarlo no cuesta nada, pero entregarse a él de todo corazón, de todo el
entendimiento y con todas las fuerzas requiere un sacrificio! Y, para que eso
sea hecho, es necesario negarse asi mismo y obedecer Su palabra.
Desgraciadamente, la mayoría de los que se dicen cristianos, en verdad, nunca
se convirtieron, apenas cambiaron de religión, pues han mantenido el
comportamiento de antes. Estos pueden hacer parte del cuerpo físico de la
iglesia, pueden ayunar, orar, ser diezmita y fieles en la ofrenda, pero si el
carácter moral y espiritual no coincide con el de la Palabra de Dios, entonces
ellos son meros engañadores.
Y usted amigo lector, ¿tiene certeza de que su nombre está
escrito en el Libro de la Vida? Si usted está absolutamente seguro de eso,
entonces habrá una alegría natural tan
grande en su corazón que nada y nadie es capaz de robarla. Cuando el Señor
Jesús envío a Sus discípulos para curar y expulsar demonios, ellos volvían
felices, alegres, y radiantes, porque los espíritus inmundos se sometían a la
palabra ordenada en nombre del Señor Jesús.
Lo peor de todos es el versículos que dice: “y el
que no se hallo inscripto en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.”
(Apocalipsis 20:15).
En otras palabras, una vez verificado que el nombre de cada
uno no esta registrado en el Libro de la
Vida, entonces todos Irán para el mismo lugar donde ya se encuentran el diablo, el
anticristo y el falso profeta.
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