“Entonces os volveréis, y veréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.” (Malaquías 3:18)
La diferencia entre el justo y el impío está en la fe en el Señor Jesucristo. Aquellos que hacen de Él lo primero en sus vidas y lo permiten reinar en el corazón, de forma natural lo sirven.
Por lo tanto, la fe en Jesús, practicada mediante la obediencia a su Palabra, es lo que separa a los justos de los impíos, de los que sirven a Dios de aquellos que no.
En el Juicio Final, las obras de cada cristiano serán testimonio, si en realidad servirán o no al Señor Jesús.