miércoles, 30 de agosto de 2017

Ya no se esconden las seremonias Satanicas (reseña)

https://youtu.be/QBEMRdrldFg

Estan son reseñas de una historia que se desarrollo como si fuera una fiesta común, claro despues de ver el video, no creo que le quede tan claro "que clase de festividad es"
Extraña imagen de perforación del túnel de San Gottardo, con las pirámides illuminatis destellando luz (Lucifer), y una lectura de catástrofe de trenes del Alp Transit Gottardo.
Recuerda mucho el nombre a la familia real británica y su origen alemán Gotha.

El único fin del túnel de San Gotardo, es el tránsito hasta Rotterdam, para centralizar todo el comercio europeo al servicio del TTIP judío norteamericano. Es un servicio de expropiación de la riqueza europea a la economía corporativa de los DAN. La idea es sustituir los camiones por trenes con el paso de 40 millones de toneladas de mercancías anuales.
Con la asistencia de las personas más poderosas de Europa, la ceremonia de apertura del Túnel de Base de Gotardo en Suiza fue un perturbador, oscuro, y extraño ritual satánico. He aquí un vistazo a otra celebración de la élite ocultista.
Midiendo más de 57 km y un costo de más de 11 mil millones de euros, el túnel de base de Gotardo es el proyecto de túnel más largo y más caro del mundo en la historia. Pasando por los Alpes suizos, el túnel tardó 17 años en completarse y se dice que es un símbolo de la unificación europea en un contexto de creciente nacionalismo y el cierre de las fronteras.

Haga que el diablo lo respete

Cuando muchos piensan en el diablo, la idea que les viene a la mente es la de una criatura roja, con cuernos, tridente en la mano y capa roja, que aparece generalmente sobre uno de los hombros de las personas, sugiriendo que hagan cosas malas.
Pero no es capaz de hacer solo eso:
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir”, dice la Biblia en Juan 10:10.
No es por casualidad que Dios nos enseña a usar armas espirituales contra los ataques del diablo, constantemente, día tras día. Desde que nos despertamos hasta que volvemos a dormir somos bombardeados.
Y para hacer un buen uso de estas armas espirituales, proporcionadas por el propio Dios, antes de todo es necesario desarrollar ojos espirituales para discernir cómo está actuando el mal a su alrededor.
Los niveles de los ataques diabólicos
El obispo David Higginbotham aclara que los ataques demoníacos vienen en varios niveles y que hay que ver qué está por detrás de cada tentación. “Detrás de esas tentaciones de hacer lo que está mal están las sugerencias emocionales más sutiles del diablo para evitar hacer lo correcto -olvidarse del poder de Dios y reaccionar contra los problemas con nuestra propia fuerza”, explica. Muchas veces hasta nos hace pensar que esos pensamientos y deseos son nuestros y, por lo tanto, lo que el mal espera es que evitemos tomar actitudes espirituales para combatirlo. Y cuando no reaccionamos, le abrimos más espacios para que actúe en nuestras vidas.
A continuación, la explicación del obispo sobre los 2 tipos de ataques que usa el mal y cómo están interconectados y nos enfrentan casi simultáneamente:
-Ataques externos:
Son aquellos que vienen de afuera: accidentes, terribles hechos en la familia, un mal diagnóstico, fracasos, intrigas, rechazo y pérdida de empleo, propiedades o relaciones.
-Ataques internos:
En ese momento el miedo y la ira invaden nuestro corazón, porque el dolor de la injusticia estimulará una reacción de nuestra parte -dígase de paso, una reacción equivocada-, intentando defendernos culpando a los demás, deseando venganza, cediendo a la depresión, victimizándose y, lo peor, culpando a Dios.
“El diablo está allí, añadiendo astutamente otro ataque, pero, esta vez, adentro. Él no está satisfecho con atacarnos con un problema, él también quiere manipular nuestro ego, para que nos rebelemos contra Dios, justo cuando más Lo necesitamos”, explica el obispo.
El obispo destaca que, al reaccionar así, le estamos dando permiso al diablo para prolongar el problema y el dolor en nuestras vidas, y él lo hará con mucha satisfacción, porque no respeta una fe débil y frágil.
Imponiendo respeto
Notar estos ataques sutiles -de tentaciones internas a dudas- es el principio para desarrollar nuevos hábitos de combate al mal y, a partir de allí, actuar de manera que haga al diablo temer y curvarse ante nuestra autoridad, otorgada por el propio Señor Jesús.
 “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19
“Jesús enfrentaba, reprendía y expulsaba el problema y los demonios que los causaban con total confianza en Su autoridad, y cuando los demonios obedecían, se llevaban con ellos los problemas al salir. En su odio, ellos respetaban Su autoridad -la misma autoridad que Él nos dio también a todos nosotros “, resalta el obispo David, recordando que al mismo tiempo que trababa batallas externas contra el diablo, tenía Sus luchas internas también y siempre las vencía.
El secreto estaba en la constante comunión del Señor Jesús con el Padre, que hacía con que Sus pensamientos y deseos se alinearan con los de Dios. “Nosotros tenemos que seguir Su ejemplo y reaccionar con confianza y fuerza, y hambrientos de estar en la presencia de Dios. Nosotros tenemos la autoridad del Rey de reyes para amarrarlo (al diablo) y frustrar sus planes”, concluye.
Y no hay mejor manera de fortalecer su relación con Dios diariamente que la lectura y la práctica de Su Palabra. Absorber los pensamientos de Dios contenidos en la Biblia nos da la estructura espiritual que tanto necesitamos para reaccionar a los ataques del diablo y mantenernos firmes en la fe hasta el fin.

¿Quiénes son los demonios?

Los demonios son seres de caídos que buscan afligir a la humanidad y colocar sobre los hombres todo tipo de enfermedad, desgracia, infelicidad, etc. El hombre es, por lo tanto, el blanco principal de los demonios, pues fue creado a imagen y semejanza de Dios y tiene la facultad de expresarse a través de sus sentimientos.
Los demonios ansían apoderarse del hombre y, con eso, alcanzar sus objetivos principales: apartarlo de Dios, desgraciando su vida y utilizando el cuerpo humano para poder expresarse en el mundo físico en el que vivimos.
La Biblia describe a Satanás como líder de los demonios. Él fue un ángel expulsado del cielo, creado por Dios para una misión noble, y fue ungido como “querubín”, siendo el jefe de los demás ángeles y teniendo acceso a la presencia de Dios. Era tan hermoso que recibió el nombre de Lucifer, que significa lleno de luz. Estaba cubierto de piedras preciosas. En el brillo de las piedras dejaba la sombra de su resplandor; su hermosura y sabiduría lo hacían perfecto. Un día se encontró iniquidad en él. El orgullo subió a su corazón y anheló ser igual a Dios; quería asumir la posición del Creador y tomar Su lugar. Para eso no tuvo dificultades en conseguir un grupo de seguidores entre los demás ángeles.
Así, junto con los ángeles rebeldes que lo siguieron,  fue expulsado para siempre de la presencia de Dios. Todo el sentido de la bondad, amor, paz y benignidad fueron dejados de lado para dar lugar al odio, maldad y destrucción.
Cuando Lucifer fue lanzado del cielo, llevó consigo al grupo de ángeles rebeldes. Lucifer se transformó en el diablo y los ángeles en los demonios, eso porque no pararon, están hasta hoy buscando destruir todo lo que es de Dios y usan los cuerpos de los hombres para llevar a cabo sus intentos malignos. Como no poseen cuerpos, utilizan los cuerpos humanos para realizar sus obras destructoras.
Usan los cuerpos como les place. Se hacen pasar por guías de luz, espíritus de familiares que ya murieron, médicos, profetas, y entidades en general.
De esta manera logran entrar no sólo en la residencia de personas importantes, sino también en las chozas más humildes, llevando la mentira, el engaño y la destrucción a todas las personas que están sin Jesús.
Actúan en el ámbito de la religión, de la ciencia, causando la miseria y el dolor; sienten placer con el sufrimiento y con la desventura, encaminan al hombre a practicar todo lo que causa repudio a la santidad de Dios. Los vicios, los juegos de azahar, la prostitución, el crimen, el robo y todo lo demás que atenta contra el carácter de Dios son prácticas comunes a los demonios, que se ocupan de mantenerlas entre los hombres, desgraciando a la sociedad.
Gracias a Dios, por Jesucristo, que venció todas las potestades malignas y nos dio condiciones, de en su nombre hacer las mismas obras. Aquellos que rechazan la soberanía de Dios a través del Señor Jesús son presa fácil para los espíritus demoníacos, pero los que buscan liberarse de las garras del diablo tienen en Jesús la certeza de la victoria.
En nuestras iglesias, millares de personas reciben la liberación y la cura a través de la oración de la fe.

Personas que sirvieron a los demonios por largos años son hoy criaturas sanas, felices y llenas de fe, gracias al poder del Señor Jesús operando en sus vidas.

martes, 22 de agosto de 2017

¿Diablo, Satanás, Está engañado todo el mundo?

¿La confusión religiosa y moral de nuestro mundo actual, es algo ocasional?
https://youtu.be/OgLHjPWnXMo 
Si usted fuera el diablo y quisiera engañar a todo el mundo, ¿cómo lo haría?
Tal vez lo primero sería convencer a las personas de que usted no existe y que la única fuente de información que revela sus intenciones y métodos no es nada más que una colección de fábulas que no tiene nada que ver con la vida real.
Eso es exactamente lo que hemos visto. Desde hace siglos, e impulsadas por las teorías de hombres como Charles Darwin (Evolución) —quienes se las ingeniaron para explicar la creación sin necesidad de un Creador— muchas personas empezaron a dudar de la autoridad y la inspiración de la Biblia. Comenzaron a ridiculizarla diciendo que la existencia del mundo espiritual, algo que por siglos había sido aceptado sin discusión por quienes creían en la Biblia, era tan sólo mito y superstición.
En las universidades de renombre mundial los escépticos pusieron en duda la validez y la confiabilidad de la Biblia, y el razonamiento científico —basado en gran parte en el rechazo de todo aquello que no pueda ser captado por los sentidos físicos— se convirtió en la doctrina más popular. A varias generaciones de líderes se les enseñó que debían desechar todo aquello que no pudiera ser comprobado por métodos científicos.
Luego ocurrieron dos guerras mundiales. Dos generaciones sucesivas vieron cómo sus padres, abuelos e hijos perdieron la vida en sangrientas batallas en lejanas partes del mundo, sin que con ello se lograra alcanzar una paz duradera. Las víctimas civiles también fueron numerosísimas, con la pérdida de decenas de millones de vidas. Aturdidos ante la destrucción masiva no sólo de vidas humanas sino de propiedades materiales, muchos perdieron su fe en Dios pensando que un ser todopoderoso nunca habría permitido semejante maldad y sufrimiento.
Así, en muy pocas generaciones quedaron destrozadas la creencia en un Dios todopoderoso y amoroso, y la confianza en la Biblia como su revelación a la humanidad.
En el mundo moderno, aunque muchas personas todavía afirman creer en Dios, muy pocas toman en serio sus creencias hasta el punto de permitir que sean éstas las que rijan sus vidas. La Biblia, a pesar de ser un perenne éxito de librería, es uno de los libros menos leídos y, de hecho, muy pocos lo entienden. Muchas personas creen que la Biblia y el mundo espiritual no tienen nada que ver con ellos ni con sus vidas.
Aunque la religión debería ser una fuente del entendimiento de Dios y del mundo espiritual, con frecuencia no es más que otra fuente de confusión y desacuerdo. Por ejemplo, el cristianismo es la religión más grande de todas, ya que lo profesa la tercera parte de la población mundial. Pero está dividida en miles de sectas, muchas de las cuales afirman representar y seguir las verdaderas enseñanzas de la Biblia y de Jesús.
Por supuesto, nunca en la historia de la humanidad los cristianos han sido la mayor parte de la población mundial. Durante los últimos 2.000 años muchas personas han seguido una asombrosa variedad de dioses, gurús y maestros religiosos. Algunos han creído en el Dios de la Biblia, otros en varios espíritus buenos y malignos, y otros no han creído en ningún dios ni en nada del mundo espiritual.
Obviamente, todas estas ideas contradictorias no pueden ser correctas. El Dios de la Biblia no es Dios de confusión (1 Corintios 14:33). El efecto de tanta división y confusión religiosa es exactamente lo que uno esperaría de este ser que en la Biblia se menciona como aquel que “engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9). Mucha gente no cree para nada en el diablo; y muchos de los que suponen que existe no están seguros de lo que deben creer, ya que tantas enseñanzas religiosas son confusas y contradictorias.
La mayoría de las personas son muy sinceras en cuanto a sus creencias. Pero como las creencias de algunos cristianos son diferentes y se contradicen con las creencias de otros que también afirman ser cristianos, no pueden estar en lo cierto todos ellos. Muchos son sinceros, pero están sinceramente equivocados; al igual que el resto de la humanidad, han sido engañados. Para los que profesan ser cristianos, ¿cuáles son, entonces, las implicaciones que tienen el engaño de Satanás y la confusión que resulta de esto?
Jesús desafió a las personas que en su época, a pesar de ser sinceras, estaban engañadas: “¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46).
Les advirtió a sus seguidores que se mantuvieran alerta ante el engaño religioso. “Mirad que nadie os engañe” fue su exhortación en Mateo 24:4. Jesús profetizó que vendrían dirigentes religiosos que afirmarían representarlo a él, pero que en realidad serían impostores que engañarían “a muchos”
En lugar de ser una fuente de información y de entendimiento acerca de este ser malévolo y perverso —el espíritu que es enemigo de la humanidad— ¡la religión de hecho ha sido uno de los recursos más grandes que el diablo ha utilizado para engañar al mundo!


¿Creó Dios al Satanás?

¿De dónde vino Satanás? ¿Cómo llegó a existir semejante criatura? ¿Creó Dios a propósito un ser malvado?
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! (Isaías 14:12).
¿De dónde vino el diablo? ¿Cómo llegó a existir semejante criatura? ¿Creó Dios a propósito un ser malvado? La Biblia nos revela las respuestas a estas preguntas, y ellas nos pueden ayudar a entender por qué Satanás es realmente el enemigo de la humanidad.
Para entender cuál es el origen de Satanás es necesario que retrocedamos mucho en la historia, antes de que el hombre existiera. En Génesis 1:1 leemos: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Sin embargo, como suele ocurrir, la Biblia no nos dice toda la historia en un solo versículo o aun en varios. Encontramos más detalles en otras partes de la Biblia, en este caso en el libro de Job.
Cuando Job, debido a las dificultades que estaba atravesando, empezó a dudar del juicio de Dios, éste le respondió con algunas preguntas; al hacerlo, Dios reveló algunos detalles acerca de la creación de la tierra. “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?”, le preguntó a Job. “Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? . . . ¿Sobre qué están fundadas sus bazas? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:4-7).
Aquí Dios revela información que no podríamos saber de ninguna otra forma, ya que ningún hombre estuvo presente en el momento de la creación. Dios describió la tierra en el momento de la creación como una maravillosa joya flotando en el espacio. Los eventos de la creación fueron tan impresionantes que “se regocijaban todos los hijos de Dios”. Los ángeles, seres espirituales creados por Dios, ya existían cuando él hizo la tierra. Al unísono expresaron su regocijo cuando Dios creó el mundo, cantando y alabando con admiración. En esos momentos todos estaban en perfecta armonía y acuerdo.
Un hermoso planeta se vuelve desolado y vacío
Sin embargo, tiempo después la situación cambió dramáticamente. En Génesis 1:2 se nos dice que, después de su creación, la tierra estaba “desordenada y vacía”. Esta expresión es una traducción de las palabras hebreas tohú y bohú.
Pero en Isaías 45:18 Dios dice explícitamente que él “no la creó en vano [en hebreo, tohú], para que fuese habitada la creó”. Aquí se usa la misma palabra hebrea que se emplea en el versículo 2 de Génesis 1, tohú. Si Dios no creó la tierra desordenada y vacía, ¿cómo llegó a estar en esa condición?
Parte de la respuesta se encuentra en Génesis 1:2. La palabra hebrea hayah, traducida como “estaba”, también puede ser correctamente traducida como “se volvió”, como está traducida en Génesis 19:26. La tierra no fue creada desordenada y vacía, sino que en algún momento después de su creación se volvió así.
Dios creó la tierra en una condición tan hermosa que los ángeles estaban fascinados con ella. Pero algo sucedió que la llevó a una condición de devastación y desorden; su belleza original fue destruida. Después, Dios le volvió a dar forma y la acondicionó para que fuera un hogar maravilloso para los primeros seres humanos, tal como se narra en Génesis 1. Pero el relato del Génesis no nos dice toda la historia. Algo, que no aparece registrado ahí, tuvo que ocurrir entre los dos primeros versículos del libro.
En otras partes de la Biblia Dios nos da algunos detalles acerca de lo que condujo la tierra a ese estado de desorden y desolación. En 2 Pedro 2 la Biblia registra varios ejemplos del juicio de Dios por el pecado. Los versículos 5 y 6 nos hablan acerca del diluvio en la época de Noé, y después se menciona la destrucción violenta de Sodoma y Gomorra.
Pero antes de eso, en el versículo 4 leemos que “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno (de la palabra griega tartaroo, que significa un lugar de restricción) los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”. En la Biblia de Jerusalén este versículo se vierte así: “Pues si Dios no perdonó a los Ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para ser custodiados hasta el Juicio”.
¿Cuándo fue que pecaron estos ángeles y en qué consistió su pecado? Nuevamente debemos buscar en otros pasajes para encontrar la respuesta. Judas 6 nos da algunos detalles: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, (Dios) los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”.
Anteriormente vimos que en la creación de la tierra todos los ángeles estaban felices y contentos, cantando y alabando juntos. Es obvio que después de esto algunos pecaron y así destruyeron la maravillosa armonía y colaboración que habían disfrutado antes. ¿Cuál fue la naturaleza de su pecado? Ellos “no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada”; en otras palabras, dejaron el lugar y la posición que Dios les había dado. ¡Se rebelaron contra su Hacedor, el Creador del universo físico y del mundo espiritual de los seres angelicales!
La primera guerra
En Isaías 14 encontramos más información. Este capítulo describe esa rebelión angelical e identifica quién fue el que la encabezó. Nos da detalles importantes que no podríamos saber de ninguna otra forma.
En el versículo 4 Dios habla acerca del “rey de Babilonia”. En la época de Isaías la ciudad-estado de Babilonia estaba surgiendo como la potencia más grande de esa región. Su rey era un hombre dado a la guerra, que quería expandir su imperio por la fuerza bruta. Esclavizó, saqueó y devastó las naciones a su alrededor. Su filosofía era satánica: adquirir riqueza y poder a expensas de otros, imponiéndose por medio de la violencia y el derramamiento de sangre. Este rey de Babilonia era un ejemplo de Satanás y sus características.
En el versículo 12 el tema cambia de este rey físico a otro ser poderoso, que aquí se llama “Lucero”. La palabra hebrea original para este ser —utilizada sólo esta vez en la Biblia— es Heylel, que aparentemente significa “resplandor” o “aquel que brilla”.
Muchos eruditos reconocen que el lenguaje original de este pasaje es una forma de lamento, una manifestación de duelo por una gran pérdida. “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” .
¿Quién es este ser que tuvo la osadía de exaltarse a sí mismo por encima de las estrellas (ángeles, Apocalipsis 1:20) de Dios, y a desafiar a Dios mismo como gobernante del universo?
En Ezequiel 28 Dios nos da la respuesta. Este capítulo está escrito de una forma similar a Isaías 14. Dios comienza hablando de un gobernante humano, luego pasa a un poder espiritual detrás del trono terrestre, el gobernante que entre bastidores controla todos los reinos de este mundo (comparar con Lucas 4:5-7).
En Ezequiel 28:2 Dios menciona al “príncipe de Tiro”. Tiro, un puerto situado al norte del antiguo Israel en la costa del Mediterráneo, era famoso por ser un centro comercial muy importante. Su gobernante se había llenado de soberbia y arrogancia por su gran riqueza e influencia. En los versículos 6-10 Dios dice que por su arrogancia, su poder y su riqueza, ese gobernante caería y sería depuesto.
Pero notemos en el versículo 12 que Dios comienza a hablar del “rey de Tiro”, en lugar del príncipe que había mencionado anteriormente. Este ser es el verdadero gobernante, el poder real detrás del trono.
Por la descripción que Dios hace del “rey de Tiro” es evidente que no está hablando de un ser humano. “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación” .
Ningún ser humano podría ser adecuadamente descrito como “el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura”. Este ser fue creado; no es como los seres humanos, que nacen. Este ser además había estado en “Edén, en el huerto de Dios”. Excepto Adán y Eva, ningún otro ser humano estuvo en el Edén. Dios expulsó de allí a Adán y Eva, y puso a un ángel “para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24).
En Ezequiel 28:14 Dios menciona parte de la historia de este ser: “Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas”.
La caída de un Arcángeles
¿Qué significan estas aseveraciones tan importantes? ¿Qué es un querubín protector?
En Hebreos 8:5 se nos dice que el tabernáculo establecido por Moisés, el santuario portátil que los israelitas llevaban consigo a través del desierto, era “figura y sombra de las cosas celestiales”. En Éxodo 25:18-20 leemos que Dios instruyó a los israelitas para que hicieran una representación —un modelo físico— de su trono en el tabernáculo que ellos tendrían que llevar consigo en el desierto. A ambos lados del “propiciatorio”, que representaba el trono de Dios, había querubines de oro cuyas alas extendidas cubrían el propiciatorio. Los dos querubines, hechos de oro, representaban seres angelicales reales: los grandes Arcángeles cuyas alas cubren el trono de Dios.
El ser que Dios menciona por medio de Ezequiel es llamado “querubín protector”, lo que indica que alguna vez había sido uno de los grandes ángeles que estaban representados en el modelo del trono de Dios. Dios les dio a esos ángeles el increíble honor de servirlo protegiendo su mismísimo trono.
Otros pasajes dicen que Dios “mora entre querubines”, lo que demuestra que estas extrañas criaturas lo acompañan y le sirven en su verdadero trono de poder (1 Samuel 4:4; 2 Samuel 6:2; 2 Reyes 19:15; 1 Crónicas 13:6; Salmos 80:1; Isaías 37:16). Al parecer, este magnífico ser tenía una posición de honor y distinción en el mundo angelical de Dios.
También leímos que Dios había puesto a este mismo gran querubín “en el santo monte de Dios”. En la Biblia “collados” y “montes” son utilizados con frecuencia para simbolizar gobiernos (Apocalipsis 17:9-10). Al parecer, este Arcángeles administraba y ayudaba en el gobierno de los otros ángeles, cuyo número es de millones de millones (Daniel 7:9-10).
Dios también dijo de este querubín: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (Ezequiel 28:15). Al igual que la descripción de Isaías 14, este pasaje describe un ser creado, no un ser humano. Este ser era extraordinario, perfecto, hasta que pecó. “A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector” . Este ser, que una vez fue maravilloso, pecó y fue expulsado del trono de Dios, arrojado en desgracia.
¿Cuál fue el pecado que le acarreó a este ángel semejante castigo por parte de Dios? En Isaías 14:13-14, que leímos anteriormente, se nos da la respuesta. “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas (ángeles) de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. ¡Esta poderosa entidad espiritual decidió desafiar a Dios por el control del universo!
Transformado totalmente de bueno a malo
Lo que había sido un ser espiritual increíblemente hermoso y lleno de talentos, que desempeñaba grandes responsabilidades en el mundo angelical de Dios, se convirtió por su rebelión contra el Dios todopoderoso en una criatura despreciable y perversa. Se convirtió en Satanás, el adversario, calumniador, acusador y destructor. ¡Se convirtió en el diablo, el enemigo de Dios y de la humanidad!
Ahora los inmensos poderes que había utilizado para servir a Dios fueron utilizados para tratar de obstaculizar sus propósitos. Este ser espiritual sigue siendo sumamente poderoso, pero ahora emplea sus poderes para fines perversos y destructivos.
Se volvió tan vano y orgulloso que llegó a creer que debía regir el universo. Dios le dijo: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor . . .” (Ezequiel 28:17). Sus increíbles talentos y habilidades lo llevaron a pensar que era igual a Dios, incluso que era mejor que él. Su pensamiento se corrompió. Se rebeló contra Dios y trató de derrocarlo, y por su rebelión se transformó en Satanás el diablo.
Y no estuvo solo en su rebelión. Millones de ángeles más se le unieron en su rechazo de la autoridad y el liderazgo de Dios. Encontramos una descripción simbólica en Apocalipsis 12:3-4: “También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata . . . y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra . . .”. El versículo 9 identifica este dragón como Satanás. Como vimos antes, la Biblia utiliza las estrellas como símbolo de los ángeles (Apocalipsis 1:20). Esto parece indicar que la tercera parte de los ángeles siguió a Satanás en su rebelión.
La Biblia llama demonios a estos ángeles rebeldes. Son ángeles caídos, que abandonaron su propósito de servir a Dios y a la humanidad (Hebreos 1:13-14); cayeron en el resentimiento y la ira contra Dios y su santo propósito para los seres humanos. En las Escrituras ellos se muestran como capaces no tan sólo de influir sino de poseer a seres humanos (o sea que tienen más poder del que tiene un hipnotizador humano). Tal control demoníaco puede hacer que sus víctimas exhiban un comportamiento violento y autodestructivo (Mateo 8:28; 17:14-18; Hechos 19:14-16; Lucas 8:27-33).
Los siervos de Dios no deben temer ni estar demasiado preocupados porque la influencia de los demonios los afecte a ellos. Los espíritus malignos son menos en número e inferiores en poder con respecto a los ángeles fieles de Dios, quienes son “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Los cristianos pueden sentirse seguros porque “no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Una mente fuerte que se aferra al camino de vida de Dios es la mejor forma de resistir la influencia de los demonios. Los siervos fieles de Dios deben estar llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18), lo que les permite resistir esa influencia y hace que huyan los espíritus malignos (Santiago 4:7). Además, los verdaderos ministros de Cristo tienen autoridad sobre los demonios, lo que les permite echarlos fuera de aquellos que están poseídos (Mateo 10:1, 8; Marcos 6:13; 16:17). Al fin y al cabo, Dios es la fuente suprema de poder.


Enseñanzas sobre imágenes

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