Historia breve de los Testigos de Jehová
Los Testigos de Jehová, mejor conocidos
como los "encorbatados en bicicletas", son religiosos cuyo selo y
dedicación por el evangelismo no es comparable con ningún otro grupo
neocristiano.
La organización
de los Testigos de Jehová fue fundada por Charles Taze Russell en 1872. Russell
nació el 16 de febrero de 1852. Sus padres fueron Joseph L. y Anna Eliza
Russell. Russell tuvo grandes dificultades con la doctrina de un castigo eterno
en el infierno. Sin embargo, a lo largo de sus estudios negó no solamente esta
la doctrina del infierno, sino también que negó la doctrina básica del
Cristianismo Ortodoxo de la Trinidad, la deidad de Cristo y la deidad del
Espíritu Santo. Al principio obtuvo sus principios cristianos de la secta de
los Adventistas del 7mo Día. Frustrado por sus frecuentes diferencias entre lo
que él creía y lo que los Adventistas y el resto de la Iglesia cristiana
tradicional sostenía como doctrinas fundamentales, en 1870, a los dieciocho años,
Russell organizó una clase bíblica en Pittsburg.
En 1879 Russell
intentaba hacer conocer sus poco ortodoxas y poco convencionales ideas
doctrinales. Russell fue coeditor de "El Heraldo de la Mañana"
conjuntamente con N.H. Barbour, el fundador del citado periódico. En el año
1884 Russell se hizo cargo de la publicación y la rebautizó "La Atalaya
anunciando el Reino de Jehová", y fundó la "Sociedad de Tratados
Atalaya de Sión" (hoy conocida como la Sociedad Atalaya de Biblias y
Tratados).
La primera
edición de la revista La Atalaya fue de sólo 6,000 ejemplares por mes. Para
1982 el complejo de publicaciones de los Testigos en Brooklyn (Estado de Nueva
York) producía 100,000 libros y 800,000 ejemplares de sus dos revistas
("La Atalaya" y "Despertad")… ¡Todos los días!
Russell murió
el 31 de octubre de 1916. Fue a raíz de la muerte del fundador de los Testigos
de Jehová que un abogado de Missouri llamado Joseph Franklin Rutherford se hizo
cargo de la presidencia de la Sociedad Atalaya, que era entonces conocida como
la Asociación del Alba de Estudiantes de la Biblia. Esta creciente secta
religiosa cambió el nombre de la organización a "Testigos de Jehová"
en el año 1931.
Luego de la
muerte de Rutherford, Nathan Knorr se convirtió en el presidente de los TDJ. A
Knorr le sucedió Frederick William Franz. En estos momentos la Sociedad de los
Testigos de Jehová es presidida por Milton Henschel.
Los Testigos de
Jehová tienen más de cuatro millones de miembros en todo el mundo. Según las
estadísticas de la Sociedad Atalaya, se requiere visitar 740 hogares para
lograr el reclutamiento de cada uno de cerca de 200,000 nuevos miembros que
ingresan cada año.
Los Testigo de
Jehová tienen varios "estudios de libros" cada semana. La asistencia
no es obligatoria, pero se alienta insistentemente a los convertidos para que
asistan. Es durante estos estudios que los nuevos creyentes son entrenados en
las "exclusivas" enseñanzas, las que resultan ser casi en su
totalidad opuestas al cristianismo. Con su constante adoctrinamiento
atalayista, el Testigo de Jehová promedio podría fácilmente dejar avergonzado a
un cristiano que carezca de entrenamiento cuando se trata de defender las
propias creencias del cristianismo.
Los Testigo de
Jehová afirman que la doctrina de la Trinidad es de origen satánico y que el
Cristianismo, en su conjunto, ha creído en una mentira del diablo.
Conjuntamente con el rechazo de la Trinidad, hay una negación igualmente férrea
sobre la deidad de nuestro Señor Jesucristo, así como de la divinidad del Espíritu
Santo, la creencia en el infierno, y del castigo eterno.
Los Testigo de
Jehová no pueden ser considerados una religión cristiana. Los Testigo de Jehová
parecen cristianos, pero al igual que los Mormones y los Adventistas del 7mo
Día, al analizar sus creencias, uno puede ver las raíces antibíblicas y
anticristianas de este grupo.
Instamos a
nuestros lectores a que no se enfrenten en discusiones con los Testigos de
Jehová a no ser que se esté preparado en teología sistemática. Estos religiosos
son grandes conocedores de sus escrituras predilectas y pueden traer dudas y
hasta hacer perder la salvación de algunos cristianos que en buena fe le abran
las puertas de sus hogares.
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