“No me eches de tu presencia, y no quites tu Santo Espíritu de mí”. (Salmo 51,11)
Al hacer esta oración, el rey David expresó su temor más grande: la posibilidad de perder el Espíritu Santo de su vida. A la iglesia de Sardis, el Señor Jesús también prometió a los vencedores no borrar su nombre del libro de la Vida. En otras palabras, hay posibilidad de poder borrar el nombre del libro de la vida, y de perder el Espíritu Santo. La doctrina que afirma una vez salvo, salvo para siempre conlleva un espíritu de mentira en ella. No hay ningún fundamento bíblico.
Creo que fui salva, estoy salva y seré salva si, y sólo si, sigo siendo fiel hasta el final . Nunca puede relajarme con respecto a mi salvación.
OB: Aprovecho esta oportunidad para agradecer el cariño inmenso de los que se acordaron de mi cumpleaños. Es difícil dar las gracias a cada uno de los miles de personas que me han enviado emails felicitándome. Gracias a todos, en el nombre del Señor Jesucristo!
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